Es el hijo de Marie-Jeanne Ainciart y Jean Bergara, Charles Bergara, que sigue la tradición familiar, lleva haciendo Makilas desde que era un adolescente.
En los tiempos difíciles que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, consiguió mantener la producción. Ganar una nueva clientela dando a conocer la Makila en numerosos viajes. De una empresa de tres personas (Charles y sus padres) la entidad se convirtió en una ME (Microempresa) con cinco empleados. Charles Bergara fue galardonado con la Legión de Honor en 2003 por su labor en el sector de la artesanía.
A sus noventa años, Charles sigue «viviendo en su paraíso», en el bosque y entre las reservas de madera, donde encuentra y cuida las varas de níspero.